«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

martes, 29 de noviembre de 2016

DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS

* Décimoprimero y último día: Vilnius


Fue realmente triste y descorazonador que justo el último día de estancia en los Países Bálticos el inicio del día no estaba siendo del mismo agrado que habían resultado los anteriores. Tal y como salíamos del hotel y nos encaminamos hacia el centro histórico, tal y como pasábamos por las diferentes calles, la impresión que me causaba la ciudad no era de la misma proporción que en otras ocasiones. En nuestro camino se cruzó la primera de esas iglesias que hacen de Vilnius joya del barroco. Pero ni eso logró perforar mi desánimo. Llegamos hasta la Universidad y el Palacio Presidencial. Entramos en ambos, y hete aquí que algo empezó a removerse en mi interior. Mi corazón empezó a latir de forma pausada, y eso ya era algo.



Palacio Presidencial

La Universidad

El acelerón llegó un poco más tarde, cuando pisábamos la Plaza de la Catedral, subíamos a la Colina Gediminas, y un poco después nos adentrábamos por el casco antiguo, por la calle Pilies Gatve. Mi corazón ya estaba más alegre que unas castañuelas. Eso era lo que yo quería.


Plaza de la Catedral

Colina Gediminas

Pero por la tarde volvió a dejar de latir. Había una razón clara y significativa, y en parte tuvimos algo de culpa. Quisimos conocer de primera mano las atrocidades cometidas en era soviética, y entramos en el Museo de las Víctimas del Genocidio. Nadie que tenga un poco de corazón puede dejar de sentir el dolor que produce las celdas y sala de ejecuciones. Pero entonces ¿por qué lo visitamos? Se preguntará el lector. Porque precisamente es más fácil mirar hacia otro lado como si no existiese ese trozo de la historia que para vergüenza nuestra, día a día, se repite en muchas partes del mundo, que enfrentarse cara a cara con la cruda realidad.


Museo de las Víctimas del Genocidio

Volvimos sobre nuestros pasos, y una vez  oxigenadas recuperamos el pulso. A medida que nos volvemos a adentrar en la ciudad en su parte más antigua, las ganas y la alegría se renuevan y brincan sobre el corazón. Y llegan a su auge, con sobreexcitación incluso, al contemplar la Iglesia de Santa Ana. Si se cuenta que encandiló al propio Napoleón, tanto que hubiera querido llevársela a Paris, ¿cómo no la va a hacer con esta pobre servidora?.


Continuamos dejando a nuestro paso un reguero de arte que le  valió a la ciudad ser Patrimonio de la Humanidad, hasta llegar a la Puerta del Amanecer que, según marca la tradición, protege a los viajeros que parten hacia nuevos destinos. Estamos al final de nuestro viaje, así que, bajo esa consigna,  no creo que haya mejor forma de acabar esta aventura y asegurarnos un feliz regreso.


Casco antiguo


Datos prácticos

¿Cómo llegar al aeropuerto?

Tuvimos la buena suerte de tener una parada de autobuses de la línea 3G que va directa al aeropuerto, justo delante de nuestro hotel. El billete costó 1 €, y solo tardamos unos 10 minutos.


¿Qué nos faltó?

⇢Aunque pudimos contemplar la fachada de la Gran Sinagoga, conocer un poco más a fondo de lo que quedó de la comunidad judía, antaño, una de las más importantes de Europa.

⇢Uzupis
, un barrio que se halla en uno de los meandros del río Vilnia, y que se declaró independiente en 1997. Por lo visto está lleno de locales alternativos y talleres de arte de vanguardia. Me lo imagino algo así como el de Christiania en Copenhague. No sé, conocerlo y salir de dudas será una buena excusa para volver a  la elegante Vilnius, y como no, a los Países Bálticos... ¡ojalá!🔚

FIN💖

sábado, 19 de noviembre de 2016

DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS

* Décimo día: Colina de las cruces en Siauliai, y Castillo de Trakai



Colina de las Cruces 

"Están clavadas dos cruces, en el monte del olvido...".

Solo que es este caso, no son dos, ni tan siquiera tres, ni cuatro, ni diez. Si no, cientos, miles...


Pero no frivolicemos ante lo que es todo un icono de Lituania. Para unos, símbolo de la fuerza que la religión católica posee en estas tierras. Para otros, personificación de la resistencia del pueblo lituano frente a la ocupación, primero, de la Rusia zarista, y después de la Soviética. Y algo de verdad tiene que haber en esas explicaciones, cuando el régimen comunista intentó desmantelar la colina en varias ocasiones. Pero las cruces seguían apareciendo misteriosamente, de la noche a la mañana, hasta que por fin, en 1993, la colina fue visitada por el Papa Juan Pablo II y la colina se "dejó en paz" convirtiéndose, según mensaje del Sumo Pontífice en "testimonio para las naciones de Europa y del mundo entero de la fe del pueblo de esta tierra"



Al bajar del taxi, al pie de la carretera, la primera impresión fue un tanto decepcionante. Lo que creía una alta colina era tan solo un pequeño montículo, y desde lejos tampoco se apreciaba lo que más tarde vería.

Fue al acercarme, y empezar a recorrer los pequeños senderos que atraviesan la colina cuando pude darme cuenta de la majestad del lugar, y hasta quedé sobrecogida por la ingente cantidad de cruces que tintineaban al ritmo del viento (no sé yo si pasaría la noche en este sitio, según como se mire, un tanto tétrico). Pero al final lo que ocurrió es que la hora que habíamos pactado con el taxista fue insuficiente para recorrer todo el recinto, y bien hubiera estado otra hora más.



´

Castillo de Trakai

Situado en una isla, en mitad del lago Galvé, con su puente de madera que lo comunica con la orilla, su puerta fortificada, sus torres defensivas circulares acabadas en los típicos tejados de forma de cono, su foso seco, la torre del homenaje, el patio de armas, este castillo es la viva imagen de un castillo romántico. Pero no me refiero solo a la idea de "romántico" relacionado con el sentimiento amoroso (que también), sino al "Romanticismo" entendido como el  movimiento cultural nacido en el siglo XIX, que exaltaba la Edad Media por ser la época en la que se habían puesto los primeros cimientos del origen de las naciones. Y es que en verdad, las ruinas del castillo medieval de Trakai fueron tomadas como imagen para el encumbramiento del movimiento nacionalista romántico de Lituania.



Esta vez para movernos por la localidad de Trakai nos dejamos guiar por el estupendo artículo publicado en el blog, que seguro muchos de los aficionados a los viajes conoceréis, El rincón de Sele (que sin duda merece un puesto de honor entre Mis blogs preferidos). Os dejo el enlace por si queréis entrar, porque él explica de maravilla y con mucho detalle lo que os vais a encontrar. Pero con vuestro permiso, si queréis os hago un resumen a través de imágenes... que valen más que mil palabras... o eso dicen...

Ciudad de Trakai
que aún conserva las antiguas tradiciones y cultura del pueblo milenario Caraíta

¿Qué hacer en el Parque Nacional Histórico de Trakai?

Además de visitar el Museo de Historia del castillo, si queréis podéis volar en globo,
observar la naturaleza y,  por supuesto, disfrutar de todo tipo de actividades acuáticas.


DATOS PRÁCTICOS


👉 ¿Cómo llegar a la Colina de las Cruces?

La población que queda más cercana es Siauliai.

Si recordáis, la jornada anterior habíamos estado en Riga. Partiendo desde esa ciudad, cogimos un bus hasta Siauliai. Los billetes se compran en la oficina de viajes internacionales, pero como llegamos que ya habían cerrado las ventas, lo tuvimos que comprar en el mismo autobús (11,50 €).

2,5 horas de viaje, y habíamos cruzado a Lituania y llegado a Siauliai. Esta vez si que noté el cambio de país, básicamente porque el paisaje se hizo menos boscoso y aparecieron más campos de cultivo.

😏 Pero la pregunta inicial era ¿cuál es la forma de llegar a la Colina de las Cruces?. Desde Siauliai, una de las maneras más rápida y cómoda es hacerlo es taxi. Si sois de pedalear, puede ser una bonita excursión ir en bicicleta (hay carril-bici). Y también se puede ir en transporte público, pero los autobuses te dejan a unos (creo) 2 km. de distancia.

😕 Fuimos advertidas que había engaño por parte de los taxistas a la hora de contratar sus servicios, por lo que, la mejor forma de evitarlo, era ir a la Oficina de Turismo (Vilniaus Gatve), y que mediasen por nosotras. Desde allí, partimos en taxi hasta la colina, donde estuvimos una hora. El coste total fue de 24 €, con la condición, además, de regresar al hotel a recoger nuestras maletas, y que después nos dejaran en la estación de tren.

Cogimos el tren de las 12.00 horas hasta Vilnius (11 €) en 2ª clase. El trayecto tarda una 2 horas. Una vez en la estación dejamos las maletas en  consigna (168 horas salen por 1,30 €).

👉 ¿Cómo ir de Vilnius a Trakai?

🚆 Se puede ir con tren o con autobus 🚌

Horarios de autobuses de Trakai a Vilnius
¡No me digáis que no es un cartel genial!

Nosotras lo hicimos en bus, porque el servicio es mucho más regular, y no teníamos que esperar tanto. De hecho, solo comprar el billete (1,80 €) tuvimos la suerte de coger el autobús. Tarda una media hora, y te deja a unos 2 km. del castillo. Pero sin problema, porque el camino hasta él es muy agradable, tachonado por las lindas casas del pueblo Caraíta. Si queréis podéis alquilar bicis.


Entrada al Castillo  para adultos   6 € +1,5 € con permiso de fotografía y vídeo.

DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS

* Noveno día: Riga


Existe una leyenda que cuenta que en estas tierras vivió  un gigante llamado Lielais Kriptaps, o también conocido como El Gran Cristóbal, en una cabaña a orillas del lado derecho de río Daugava. El gigante se dedicaba a cruzar a la gente de un lado al otro del río.

Una noche le despertó el llanto de un niño en la orilla opuesta. Inmediatamente fue a buscarlo, y se lo cargó a sus hombros. Empezó a nadar con el niño a cuestas. Pero a mitad del camino el niño devino en una pesada carga por lo que a duras penas llegó a la orilla donde él vivía. Exhausto, dejó el niño en la  choza, y ambos cayeron en un largo sueño.

A la mañana siguiente, cuando  Lielais se despertó en lugar del niño encontró un cofre lleno de monedas de oro. Una vez muerto el gigante, dicho tesoro fue utilizado para fundar la ciudad de Riga, y el primer edificio que se construyó se ubicó en el mismo sitio donde había estado la cabaña de El Gran Cristóbal.


*Fotos del río Daugava, hogar del gigante






Y a fe mía, que les salió una ciudad bien bonita. Con un casco antiguo, Vecriga, el situado en la orilla derecha del río (sí, ese mismo donde vivía el Gigante) donde pasear es un gozo para los sentidos. Pero también lo es su lado izquierdo, Pardaugava, con bonitas casas de madera del siglo XIX.


¿Qué nos faltó de ver en Riga?

Fue una pena, y mira que estaba bien interesada, pero nos faltó tiempo para hacer un recorrido que incluyese los edificios de estilo modernista. Y es que Riga es considerada capital de la arquitectura Art Nouveau (o Jügendstils).


¿Cómo llegar a Riga?

Nosotras llegamos a Riga desde Pärnu (en Estonia), así que os dejo el enlace para, que si lo deseáis, lo podáis consultar:


sábado, 12 de noviembre de 2016

DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS

* Octavo día: Palacio de Rundäle, Bauska y Jürmala


Palacio de Rundäle

¿Versalles? No. 

¿El Palacio de Invierno?. Podría ser. Al fin al cabo tienen en común el mismo arquitecto. Pero tampoco. 

Es el Palacio de Rundäle, la joya barroca y del rococó letona, construido por Francesco Rastrelli para uno de los favoritos de la emperatriz rusa Anna Ioannovna, Erns Johann Biron, duque de Curtlandia, que al parecer, era como se llamaba toda esta región que queda al oeste de Letonia.

El Palacio es una delicia. Hay diferentes recorridos: el corto (las salas de estado) y el largo (que añade, al corto, los apartamentos privados de los Duques). Con jardín. O sin jardín. Con posibilidad de fotos, o renunciando a ellas. Lo cogemos todos: el largo, con jardines y con fotos (9 €). Y no nos equivocamos. Ha valido la pena. 







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¿Cómo llegar al Palacio de Rundäle desde Riga?

Horarios de buses a Bauska
 (por la mañana)

Tenéis que ir, primero, hasta Bauska. Desde la estación de autobuses de Riga (Prägas iela, 1) salen bastantes autobuses al día. Tarda 1 hora y 20 minutos en llegar, y cuesta 3,05 €.





Horarios microbuses a Rundäle
Una vez allí, en la misma estación que os deja el autobús de Riga-Bauska, enlazáis con un microbus (0,85 e) que tiene parada en el Palacio de Rundäle (tenéis que estar con ojo avizor porque el bus continúa con su trayecto). Otro "problemilla" es que salen muy pocos al día. Si lo perdéis, tendríais que coger un táxi

Para la vuelta, la misma operación, pero a la inversa.
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Bauska

De regreso, ya que era la hora de comer, decidimos hacer parada y fonda en Bauska. Además, habíamos leído que este pequeño pueblo destaca por poseer un castillo del siglo XV. En realidad, son dos en uno. Es decir, las ruinas del primero, del siglo XV, más uno nuevo, del siglo XVI. La idea era echarle un vistazo, y acabamos comiendo en la taberna del castillo. Todo muy auténtico.


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Jürmala


De nuevo en Riga, y todavía tenemos mucha tarde para disfrutar, así que mejor que pasarla en uno de los centros de playa más importante de Letonia, Jürmala, que tan solo se encuentra a 23 km. de la capital.

Cogemos un tren dirección Dubuiti, y unos 25 minutos después, nos bajamos en Majori, uno de los distritos que conforman Jürmala. En seguida damos con Jomas iela, una vía peatonal, considerada la calle principal de Jürmala, llena de restaurantes, tiendas y cafeterías. 




Acabamos la tarde en la playa contemplando una bella puesta de sol. Que mejor colofón para un día perfecto.





viernes, 4 de noviembre de 2016

DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS

* Séptimo día: Por el Valle del Gauja



Érase una vez en un reino muy lejano...





Esto es lo que sugiere el Valle de Gauja: el escenario perfecto de los viejos cuentos de princesas, caballeros, reyes y reinas, castillos, y hasta dragones.

El Valle de Gauja, Parque Nacional desde 1973, recibe el sobrenombre de "la Suiza Letona". Pero que nadie espere encontrar grandes montañas nevadas, porque precisamente algo que caracteriza el paisaje de las tres Repúblicas Bálticas es su llanura. Eso sí, bosques no les faltan. Y el Valle de Gauja es un mar de árboles, espeso y frondoso.


El valle del río Gauja

Este día fue un despropósito. Quisimos hacer más de lo que pudimos. Pero para defensa nuestra, en ninguna parte habíamos leímos que solo Sigulda necesita de un día entero, dos, y hasta, si se quiere, de una semana. Pero empecemos por el principio...

Al este de Letonia se halla el Valle del río Gauja, que se extiende entre las poblaciones de Sigulda hasta Valmiera. La idea era visitar el que señalan como uno de los pueblos más encantadores de la zona, Cesis. Y por la tarde hacer el circuito a pie por los castillos de Sigulda.

Para ir a Cesis cogimos el bus que salía a las 9.00 horas desde la estación de autobuses de Riga (4,15 €). Tardamos dos horas en llegar.

Cesis realmente es muy bonito. La gran estrella del lugar es el complejo monumental formado por 2 castillos, el nuevo del siglo XVIII, y el viejo fundado en el siglo XIII por los caballeros Portaespadas. Entrada completa: 6€; Parcial: 4€

Si vais con niños este sitio es ideal porque está perfectamente preparado para que jueguen a justas y torneos. Y si sois adultos os vais a sentir como el guardián de las mazmorras, con farol incluido.


Castillo viejo


Castillo nuevo


En el interior del Castillo viejo y el nuevo

Dimos acabada la visita a las 14.00 cuando cogimos el bus que unía Cesis con Sigulda. También hay trenes, pero por horarios nos iba peor. El bus cuesta 1,85 € y tarda unos 3/4 de hora hacer el trayecto entre Cesis y Sigulda.

El bus te deja a pie de carretera al lado de un centro comercial donde pudimos comer. El primer problema se presentó al encaminarse hasta Sigulda, porque no hay ningún medio de transporte que te baje hasta el centro del pueblo. Así que tuvimos que andar unos 20 minutos. 


Sigulda

Eran las 17.00 horas cuando llegábamos a los pies del teleférico, y ...

Copio textualmente la guía Lonely planet (que es la que seguimos durante todo el viaje)

"si se va mal de tiempo o se va a pasar el día a Sigulda en una sola tarde se pueden abordar los tres principales castillos de la localidad y una cueva legendaria".

Lo malo, y lo que te acaba confundiendo, es que seguidamente marca un recorrido que va desde el Castillo nuevo de Sigulda hasta el Museo- Reserva de Turaida. Y esa era nuestra intención: hacer dicha ruta, al completo.

Pues ¡no! olvidaros de eso, o por lo menos en lo referente "a una sola tarde". Sí que es verdad que en el pueblo pudimos acercarnos a fotografiar (digo solo eso, fotografiar) tanto el castillo nuevo, el castillo medieval, cruzar el valle con el teleférico, ver la casa señorial de Krimulda y los restos medievales del castillo de Krimulda, bajar por el camino serpenteante hasta llegar al puente de madera. Pero en ese punto, si no queríamos pasar la noche pérdidas en mitad del bosque tales bellas durmientes, decidimos dar media vuelta y regresar por donde habíamos venido.


Señorío y restos del castillo de Krimulda




Regresamos a Riga en el tren de las 19.20 (billete de tren Sigulda-Riga, 1,9 €). No cumplimos con nuestro objetivo, pero no por ello estábamos menos contentas por lo mucho que nos estaba gustando, y eso vale más que un potosí.


¿Qué  nos faltó ese día?

Pues obviamente acabar con la ruta prevista: continuar hasta la Cueva de Gütmana, pero sobre todo visitar la Reserva-Museo de Turaida que es el monumento más importante y visitado de Letonia.


Turaida


¿Que más se puede hacer en Sigulda?

Sigulda es fascinante. Si os va el senderismo, podéis hacer diferentes rutas en busca de castillos, naturaleza y paisajes. Pero si lo que os gusta son los deportes de riesgo, también es el lugar adecuado. Además, cuenta con una de las pocas pistas que existen en el mundo de Bobsleigh y Luge. Y si vais con niños (como si no) están los Parques de aventuras "Tarzans" y "Mezakakis"

Como podéis ver en Sigulda está prohibido el aburrimiento. 

Para saber más http://tourism.sigulda.lv/