«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

viernes, 12 de agosto de 2016

DIARIO SENTIMENTAL DE ATENAS

*Propuesta de itinerario IV: Cabo Sunion



Los hechos que a continuación les voy a relatar ocurrieron en Cabo Sunion.
 Si así acontecieron o no, solo los dioses lo saben.



-"Oh, mi Señor! se avista una nave en el horizonte"- anunció el criado

-"Por todos los Dioses, ojalá sea mi querido hijo, que la suerte le haya sido favorable. Decidme ¿de qué color son las velas de la nao?"- 

Pero todavía estaba muy lejos para poder apreciarse. El Rey de Atenas, Egeo, esperaba paciente el regreso de su hijo, Teseo, y ahora que por fin su arribada estaba próxima, la espera se tornaba más dura. Si los Dioses habían querido que Teseo venciera al Minotauro allá, en la lejana Creta, la consigna era marcar su victoria enarbolando velas blancas. Pero si las Moiras habían querido cortarle el hilo de la vida, las velas serían negras. 

Egeo rezaba ante la gran estatua de Poseidón, cuando una sirvienta entró en el templo para comunicarle la mala nueva: las velas eran negras. 

Al anciano se le nubló la vista, y le faltó la respiración. Egeo cayó como atravesado por un rayo. -"¡Malhaya! ¡mi buen hijo muerto!"- empezó a farfullar. -"¡Mi buen hijo muerto!"-. Y lo repetía como dolorosa letanía. Cuando ya parecía que se calmaba, de repente una fuerza surgida de lo más hondo de su ser le impulsó y le levantó con una energía difícil de creer en una persona de su edad. Salió corriendo del templo gritando como un loco. "Dejadme ver con mis cansados ojos las aciagas velas. Dejadme comprobad si realmente son negras o os ha cegado la luz del sol"-. Para su mal, dominando el cabo, el bajel de Teseo lucía izadas, como grandes crespones de luto, sus velas negras. Egeo preso de la desesperación se arrojó al mar. 

Desde entonces ese mar lleva el nombre de Egeo en honor del noble padre que no quiso vivir con su hijo muerto. Pero ¡oh! funesto día, Teseo tan solo estaba dormido, y había olvidado izar las velas blancas debido a su enorme cansancio después de la hazaña lograda. 

¿Ironías del destino?...¿o es que a los Dioses les gusta jugar con los hombres, como si de marionetas en su manos se tratasen?.






Propuesta de itinerario 4: Cabo Sunion

Hoy os propongo salir de Atenas, a unos 65 km. al sureste, e ir a Cabo Sunion, donde según la mitología el Rey de Atenas, Egeo, se suicidó. Un destino maravilloso en su simplicidad.  Si podéis, ir por la tarde para contemplar la puesta de sol. 



¿Cómo llegar a Cabo Sunion desde Atenas con transporte público?


Podéis ir en autobús. Por descontado, hay diversas paradas del bus por la ciudad, pero la principal se haya en la Plaza Egyptou (muy cerca del Museo Arqueológico). Parada de metro más cercana: Victoria (línea verde). La compañía de buses se llama KTEL ATTIKIS. Tarda unas 2 horas. Precio : 7€ por trayecto. Te cobran en el mismo autobús. A mitad de camino se sube el cobrador. En nuestro caso, era un señor de lo más avispado y gracioso. ¡Anda que no lo llevaba de la mano!. Allí no se le escapaba nadie.

Para horarios del bus visitad esta página: 
(Solo está en griego, así que para facilitarlo sabed que: Αθήνα es Atenas y Sunion es Σούνιο Παραλιακώς). 

Creo recordar que la entrada costaba unos 4€, pero puedo estar equivocada, porque no lo anoté. 

Tras pasar la oficina de ventas de tickets hallaréis un pequeño bar-restaurante, por si necesitáis de un refrigerio, o similar.

En algún blog habíamos leído que había dos autobuses que hacían, uno, ruta por el interior, y otro, por la costa. Sin embargo, o bien, esto ya no funciona de esa manera, o tuvimos la suerte de coger, tanto ida y vuelta, el que iba por la orilla del mar. Que decían que era el chulo, y realmente lo es.  Los paisajes que se divisan son una delicia.

Prometí al inicio de esta sucesión de posts dedicados a Atenas que haría 4 propuestas de itinerarios. Con la de hoy hemos llegado al final, así que cierro la serie. Espero que os hayan gustado y, sobre todo, que algún día a alguien le puedan ser útiles, que, al fin al cabo, ésa es la intención. Gracias amigos.