«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

sábado, 5 de octubre de 2019

EL MEDIEVO EN TIERRA DE VOLCANES, BOSQUES Y LAGOS
* Entre Banyoles y la Baja Garrotxa




Nunca es tarde si la dicha es buena.

Les contaré un secreto: poco a poco voy cumpliendo sueños, y visitar Besalú era uno de ellos desde hacía mucho tiempo. Desde el día en que, camino al primer volcán que veía y pisaba en mi vida, el de Santa Margarida, en la comarca de la Garrotxa (Girona), vi su famoso puente a través de la ventana de un autocar. La imagen se quedó clavada en mi retina, y ya no pude olvidarla.



Hace poco pude, por fin, conocer este famoso pueblo. Con Mary Queen y Fini, dos amigas y compañeras de viaje, aprovechando unos días festivos, preparamos en menos de una semana, una escapada que tuvo como meta no solo Besalú, sino también Banyoles (en Pla de L'Estany) y parte de la baja Garrotxa. Y aquí quiero aclarar este punto: no es que exista una alta y baja Garrotxa como división administrativa. Es una forma de diferenciar dos zonas: una, la de la baja Garrotxa, con un relieve suave gracias a las erupciones volcánicas, y otra, la de la alta Garrotxa, más montañoso y escarpado, separadas las dos por el río Fluvià.

Las 3 en el Mirador de Sant Martirià, con vistas al Lago de Banyoles


Crónica de un viaje muy aconsejable

Este viaje comienza en Banyoles, la capital de Pla de l'Estany, una comarca creada a partir de la escisión del Gironès en 1988.  Banyoles no tiene mar, pero sí tiene lago, que resulta ser su principal atractivo, y quizás el más conocido de Catalunya. Sin embargo, Banyoles ofrece mucho más. El amabilísimo personal de la Oficina de turismo nos proporcionó cantidad de información de todas las rutas que se pueden hacer, tanto alrededor del lago como en el pueblo. Decidimos mezclarlas. Combinamos la ruta de los canales con la del casco antiguo,  y acabamos recorriendo un minúsculo trozo del Jardín histórico que rodea al lago, para desviarnos por el camino que lleva al Balneario de la Puda. Resultó suficiente y un acierto en un día en el que tiempo no nos acompañó.





Resulta curioso que la postal más reconocible de Besalú,  la de su puente medieval, tal como lo vemos actualmente, en realidad solo cuenta con 54 años, y es que el pobre pasó por diferentes vicisitudes. Fue derribado en parte en varias ocasiones, la última durante la guerra civil, y restaurado en 1965. Pero eso no le quita mérito, porque es icono del pueblo, a igual que el Miqvé o baño ritual de los judíos, que fue encontrado por pura casualidad cuando se hacía trabajos de perforación para un pozo. Se trata, de momento, del único hallado en España.Ya solo por eso habría que visitar Besalú






Castellfollit de la Roca, construido en lo alto de una gran roca basáltica, parece un barco varado en un mar de verde vegetación. Digo yo, que los moradores de las casas que se asoman al precipicio no deben tener vértigo. Para comprobarlo basta con adentrarse en el pueblo, y llegar hasta el mirador del Cingle. Un consejo: no hagan caso de los que dicen que el pueblo en sí no vale la pena. Personalmente, su pequeño casco antiguo, me pareció encantador.




A tener en cuenta que a partir de este enclave ya se ha entrado en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, que comprende 11 poblaciones, 42 volcanes inactivos, aunque no extinguidos, y 28 reservas naturales.

Con tan solo un puente, parte de un monasterio, y un castillo, St. Joan les Fonts nos habla de un pasado medieval enclavado entre coladas de lava y fuentes de agua por las que es posible efectuar diferentes rutas senderistas. 





Si Banyoles es el gran lago de Catalunya, la Fageda d'en Jordà sería su gran bosque. Se me antoja un bosque de cuento, un lugar mágico donde las hadas juegan a despistar a los poetas, para que se pierdan en su espesura y acaben escribiendo inspirados poemas.









En Santa Pau (como en Besalú) se cumplen 2 máximas: gracias a sus calles, plazas y edificios cargados de historia, es capaz de hacernos viajar con la imaginación  hasta la Edad Media; y que, esas mismas calles, plazas y edificios lo convierte en uno de los pueblos más bellos de Catalunya.





El volcán del Croscat cortado a modo de gran tarta de cumpleaños resulta de lo más chocante. Es de aquellos raros casos en que la acción del hombre no solo no estropea, como podría suponerse, sino que crea y origina un nuevo paisaje alucinante: la extracción de greda, que se llevó a cabo hasta 1991, dejó una hendidura en el volcán que permite ver sus entrañas veteadas.







Dado que hablamos de volcanes, y el de Santa Margarida está tocando al del Croscat, y aunque no fue objeto de esta escapada, pero sí en mi anterior incursión por estas tierras, permitirme que les recomiende su visita.  La razón está clara:  van a ver un volcán de manual, con su ancho cráter circular que, además, acoge en su interior una pequeña ermita, lo cual resulta impactante.


De Olot poco les diré pues apenas paramos una hora, pero lo suficiente para saber que su núcleo antiguo, sus casas modernistas, sus museos y los 4 volcanes que rodean a la población son auténticos reclamos para querer visitarla.






Itinerario del viaje 

1er día: Barcelona, Banyoles y Besalú.
2º día: Besalú, Castellfollit de la Roca, Sant Joan Les Fonts y Besalú
3er día: Besalú, la Fageda d'en Jordà, Santa Pau, el volcán Croscat, Olot y Besalú
4º día: Besalú, Banyoles y Barcelona



Mezcolanza de consejos

Como habréis adivinado, nuestro punto neurálgico se encontraba en Besalú, donde reservamos un apartamento en Cal Fuster (C/Comte Talleferro, 13), del todo recomendable por su buena ubicación, ser espacioso, muy bien equipado y muy limpio. En contra, no idóneo para quienes buscan diseño con mucho estilo.


Comer en la Garrotxa no va a suponer ningún problema porque hay para todos los gustos y bosillos: desde comida más tradicional, casera,  vanguardista hasta con estrellas michelín. Y como no, la comida volcánica que apuesta por los productos más autóctonos.

Taverna Can Bernat (Banyoles)

Fesols de Santa Pau

Caminar por la Fageda d'en Jordà es fácil porque está muy bien señalizado. Existen diferentes rutas posibles, aunque la más sencilla es la dedicada al poeta Joan Maragall y que está indicada como la número 2. Pero si lo vuestro no es andar, siempre podréis recurrir a los carruajes (10 € por persona) que se hallan en la misma entrada del bosque, en la llamada área de Can Serra (Crta. Olot-Santa Pau, km. 4).



Ahora que llega época de Halloween, saber que a principios de octubre se celebran, en Sant Joan les Fonts, la Feria Internacional de la Brujería, así como la "Besalú mágica", un festival dedicado a la magia. Pero no se asusten. Es apto para todos los públicos y edades.


En las Oficinas de Turismo os van a proporcionar toda la infomación requerida, llenándoos de mapas y folletos. Pla de l'Estany y la Garrotxa tiene una extensa red de rutas, pueblos preciosos, actividades y posibilidades. Dejaros aconsejar por ellos y no tendréis problemas. Solo relajaros y disfrutar!!!


Direcciones de la oficinas de turismo:

- Pg. Darder. Pesquera nº 10, BANYOLES
- C/ del Pont Vell, 1, BESALÚ
- Av. dels Volcans, 14, SANTA PAU
- C/ de Francesc Fàbregas, 6,OLOT


Para poder entrar en el Miqvé de Besalú debéis reservar con antelación (sí o sí) su visita, en dicha oficina de turismo (tlf. 972 591 240). 

También podréis hacer vuestras consultas en http://es.turismegarrotxa.com/