* Desmontando Delfos
Cuando piséis Delfos, recordad que no estáis en cualquier sitio. Estáis en el ombligo del mundo, el ónfalos. O por lo menos es así como se consideró en la antigua Grecia. Y como tal, no lo fundó cualquiera, sino el mismísimo Zeus, soberano de hombres y dioses.
Siendo un lugar tan sagrado no era de extrañar que en él se dictaminase sobre lo oportuno de emprender determinadas acciones. La pitonisa era la encargada de pronunciar dichos oráculos, que se daban en nombre de Apolo, el dios bello por antonomasia.
El santuario, anclado en la ladera del monte Parnaso, fue en la antigüedad centro de peregrinación para los que querían recibir las esperadas respuestas del dios, y sede de los Juegos Píticos, que constituían junto a los de las Olimpiadas, los Nemeos y los Istmicos, los Juegos Panhelénicos.
Las ruinas han sido reconstruidas e identificadas, aunque parece ser que no con la debida exactitud. De todas maneras vamos a intentar interpretar lo que allí os vais a encontrar:
Entraréis por el ágora romana, una zona rectangular pavimentada que servía como punto de encuentro y zona de compras. Lo que para nosotros es una plaza.
Continuaréis por la vía sacra donde, a los lados, se exponían los llamados tesoros, que no eran más que pequeños edificios donde se guardaban las ofrendas con las que las diferentes ciudades de Grecia obsequiaban al santuario. El de los Atenienses está reedificado.
A vuestra derecha os toparéis con un estupendo teatro que, junto al del Epidauro, dicen es uno de los más bellos de Grecia.
Bastante más arriba, siguiendo el sendero que se adentra en el bosque, se llega al estadio en el que se celebraban los Juegos Píticos.
Al salir del recinto arqueológico y siguiendo la carretera en dirección contraria al pueblo, después de pasar al lado de la Fuente de Castalia, descubriréis el santuario dedicado a Atenea Pronaia, donde se halla uno de los edificios más reconocibles de Delfos: el Tholos.
Y por último, sobre unas terrazas superiores al templo de Atenea se ven el Gimnasio, la Palestra y las termas.
Sé que a veces es difícil dilucidar nada, máxime cuando solo se vislumbran piedras caídas, pero con un poco de esfuerzo e imaginación podréis lograr reconstruir en vuestra mente los restos de los edificios destruidos, y por un rato os sentiréis como un ciudadano de la antigua Grecia que acudía a Delfos en busca de asesoramiento y consejo.
Datos útiles
Si queréis hacer una excursión a las afueras de Atenas, sin duda Delfos es una de las más recomendables (junto a Corinto o Cabo Sunion). Pero recordad que vais a necesitar de un día entero, porque, entre la ida y la vuelta, el autobús tarda un total aproximado de 5 horas.
A agosto de 2017
¿Dónde coger el autobús?
En la Estación Liossion, sita en la calle Liossion, nº 260 (Atenas).
Horarios y precios