«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

lunes, 2 de abril de 2018

GRECIA: DIARIO DE UNA SEGUNDA INCURSIÓN
* Mi versión de los hechos: lo que más y menos me gustó 



👍 LOS RECINTOS ARQUEOLÓGICOS

Un improvisado tenor o barítono (la verdad, no distingo entre las distintas voces) se arrancó con el Nessum Dorma de Puccini. Los que por allí pululábamos, entre las gradas del gran Teatro de Epidauro, nos quedamos, primero, sorprendidos, después, encandilados ante la innegable belleza del aria. Cuando finalizó aplaudimos con fuerza. Sin duda, la espontaneidad del cantor sirvió para demostrar lo que constantemente se ha dicho sobre la excelente acústica de dicho teatro.

Siempre me ha fascinado los grandes conocimientos sobre arquitectura, ingeniería, matemáticas, física, astronomía, medicina... del mundo antiguo. Con los pocos medios materiales con los que contaban, sin embargo fueron capaces de desarrollar grandes avances en todos los campos, tanto científicos como culturales. Recorrer las ciudades-estados, y sus centros de peregrinación, que hoy conforman las ruinas arqueológicas de la primitiva Grecia, ha sido encontrarse con el gran legado que nos dejó la antigua civilización griega, de la que somos deudores. Sin ella, nuestra civilización sería diferente. No sé si mejor o peor, pero distinta.

Corinto

Teatro de Epidauro

Micenas

👎 SANTORINI

Santorini es una isla de postal. Y ahí se acaba todo, especialmente si vais en Agosto. Bueno ¡NO!. Si sois de los afortunados que os podéis costear un lujoso hotel, de esos suspendidos en la falda de sus precipicios, y que tienen una piscina que se funde con el horizonte. Que de ahí os recojan en un yate para llevaros a no sé qué cala escondida. Y que acabéis el día en un exclusivo restaurante cenando langosta, y mirando la famosa puesta de sol de Oia alejados de las multitudes. Entonces ¡SÍ! podéis seguir fantaseando con la idea de una Santorini imagen de postal. Pero la cruda realidad es que la isla está saturada de turistas, en las playas será difícil acomodar vuestra toalla (entre otras cosas, porque las hay que están reservadas para los clientes de los hoteles y restaurantes), y algunos de sus pueblos han perdido su encanto y naturaleza para convertirse en enormes centros comerciales, llenos de tiendas a cual más cara.

Pero no quiero asustar a nadie. Santorini siempre será Santorini, y solo nombrarla traerá ecos de isla de ensueño. Así que no importará lo que yo os haya relatado. Y además, quiero acabar esta crónica dando una nota de esperanza. Si buscáis remansos de paz y autenticidad, aún quedan reductos. Solo es cuestión de buscarlos.


Red Beach

Puesta de sol en Oia

Thirasia
Fotos cortesía de @MCLara