«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

sábado, 28 de enero de 2017

EXPIACIÓN, DE IAN McEWAN

* Mía, la culpa ha sido mía... 

 
Que Expiación, de Ian McEwan, sea una de las obras que siempre aparecen entre los listados de lecturas imprescindibles, no es ninguna novedad. Que el autor sea uno de los mejores escritores de su generación, y por ende, de la actualidad, tampoco (no lo digo yo, sino aquéllos que entienden). Por eso, no les tiene que extrañar que hoy venga a recomendarles ese libro de prosa exquisita, con unos personajes llenos de fuerza, con muchas luces y sombras. Un libro muy versátil, que nos lleva con facilidad a diferentes temas: al amor, a la traición, al dolor, a la guerra. Pero, planeando sobre todos ellos, como una guadaña, a la culpa.
 
La culpa es una emoción de lo más inquietante. Uno se puede trastornar por algo que ya pasó, que ya no tiene solución, porque la culpa tiene toda la capacidad de crear angustia y remordimiento, atando nuestras manos y pies, dejándonos inmovilizados por siempre, por lo que se dijo, o se hizo. O por lo que no se dijo, o no se hizo. Y la condena es revivir el pasado, imagen tras imagen, amargando el presente, y el resto de nuestra existencia.
 
¿En qué momento se abandona la culpabilidad como si fuera un castigo?. Cuando se acepta lo que fue, por más duro que así fuera. Cuando se comprende que ya no es posible modificar el pasado, pero sí que se puede aprender de él, e incluso, tal vez, arreglar las consecuencias del mal cometido. El ayer no se puede cambiar, pero sí la forma de enfrentarnos a él.
 
Volviendo al libro ¿serán los personajes capaces de expiar sus culpas?. Y si es así ¿cómo lo hicieron?. Para descubrirlo animo a todas las personas que todavía no hayan leído el libro, a que lo hagan. Y si no les apetece, también cabe la posibilidad de ver su versión cinematográfica, "Expiación",  del año 2007, dirigida por Joe Wright, e interpretada, entre otros, por Keira Knightley, James MacAvoy, y Vanessa Redgrave. O mejor, lean el libro y vean la película. Así no se sentirán culpables por tener que elegir entre literatura y cine.