«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

sábado, 18 de febrero de 2017

DIARIO SENTIMENTAL DE PARÍS
*Oh, la la! Montmartre, la vie en rose

No fue hasta mi siguiente visita que me enamoré de París. Fue un día subiendo por las colinas de Montmartre...



 
MONTMARTRE
 
Se dice que Montmartre ya no es la misma de antaño, que no es más que una mera caricatura de lo que fue, un parque temático para turistas, un quiero pero no puedo de pintores que solo buscan sacar unas monedas al visitante a base de retratos más o menos certeros.


  
Si leyeron el anterior post de esta serie dedicada a París, recordarán que andaba buscando su alma. Pues he aquí, en mi querida Montmartre, que la encontré.
 
Comprender que por aquellas calles habían deambulado artistas de la talla de Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Manet, Degas o Picasso ¡me llenó de emoción!. Y cual Papa hubiera besado el suelo sabiendo que fue el mismo que un día ellos pisaron. Y ¿porqué no? intentando, si por casualidad, con ese gesto se me pegaba algo de su genialidad.




 
Y fue así como descubrí que había otro París alejado de las formas grandilocuentes. Un París nacido de pueblos, de zonas absorbidas por la gran ciudad. Es lo de siempre. El pez grande se come al pequeño. Pero, aunque es el grande el que queda, no olvidemos que es el pequeño el que le proporciona la vida.

Jardines de Luxemburgo

Museo Rodin y Los Inválidos
 
 
Y de esta manera, tal vez algo retorcida (dirán), en Montmartre nació mi amor por París: buscando su esencia, el cofre que guarda las especias, el dedo que insufla la magia. El París a la medida del hombre.

CONTINUARÁ