«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla» GABRIEL GARCIA MARQUEZ

martes, 28 de mayo de 2019

LA COSTA AMURALLADA
* Tossa de Mar


La Costa Brava tiene tanta fuerza y personalidad, es tan bella, que dudo a nadie defraude. Y Tossa de Mar forma parte de esa cadena de pueblos que contribuyen a fomentar su merecida fama. Tossa de Mar es espléndida en toda la extensión de la palabra. Ya lo verán.




Si cuando lleguéis por carretera (y sobre todo si viajáis en autobús), lo que avistáis no es lo que han prometido ¡tranquilos! Tossa de Mar se tiene que ir desgranando poco a poco hasta llegar al corazón del mismo. Aunque yo no sé Vds., yo soy fácil de conformar. Veo unas ruinas arqueológicas y me vengo arriba.



El pasado romano de Tossa


En la Avigunda del Pelegrí, frente al antiguo Hospital de San Miquel (hoy casa de la cultura), hallaréis la Villa romana dels Ametllers, la que fuera una de las mejores explotaciones agrícolas dedicada al cultivo de la vid, de toda la provincia romana de Tarraco.





Si queréis completar la visita deberéis acudir al Museo Municipal, donde se conservan objetos encontrados en las ruinas, especialmente el hermoso mosaico de Vitalis, que formaba parte de la zona residencial de la villa.



El sabor marinero de Tossa

Antes de llegar a lo que parece ser el principal reclamo de Tossa, se extiende un conjunto de calles que conforman el barrio de Sa Roqueta, donde hallaréis algunos de los edificios históricos más interesantes, como la Iglesia Parroquial de Sant Vicenç, la Capilla de la Mare de Déu dels Socors, el antiguo Mas Rabassa o la Torre de defensa Can Magi.


Entre las calles del Portal y la de Estolt se asentaron los inicios de dicho barrio, allá por el siglo XVI. Aquí su fisonomía ha cambiado y encontraremos cuestas y escalones, porque en realidad estamos subiendo por el promontorio que nos llevará hasta la zona amurallada de Tossa.


Un inciso

Si al inicio de mi paseo, a primera hora de la mañana, por el barrio de Sa Roqueta olía a dulce, galletas y vainilla, a las horas que subía hacia las murallas el olor era de "suquet" de pescado y arroz, lo que hace que me pregunte ¿para cuándo una cámara que registre estos olores cautivadores? 😛 Cosa que me recuerda que en esta zona encontraréis Can Ganga, una de las primeras casas construidas extramuros, y que hoy alberga el Museo de la Cocina de la Costa Catalana, lo que nos habla de la gran tradición culinaria de la Villa.




Un paseo por el medievo

Tal vez debería haber empezado este artículo explicando la principal peculiaridad de Tossa de Mar: ser el único ejemplo de población medieval fortificada que se conserva en la costa catalana.



Para entrar a Vila Vella, que es así como se le conoce al recinto amurallado, podréis acceder por un portal con un arco protegido por la Torre del Reloj que da directamente al patio de armas. Pero si sois más osados, atreveros a cruzar por el Forat del Dimoni (el abujero del Demonio) que fue contruido por los pescadores a principios del siglo XX para facilitar el paso a la playa de Es Codolar a través de las murallas.




Vila Vella está coronada por el Faro, edificado donde antes se ubicaba el antiguo Castillo del Abad de Ripoll. Si ascendéis hacia él veréis que las vistas son magníficas y podréis contemplar los acantilados tan típicos de esta costa.




A vuestros pies os habréis dejado la Casa del "Sant Drap", (o Sábana Santa). Sí, se decía que en esta casa se guardaba un trozo del famoso sudario de Cristo; restos de la Iglesia gótica de Sant Vicenç y la Casa del "Batlle" (o Gobernador), ésta última fundamental si queréis ver arte pues alberga el actual Museo Municipal (que ya os nombré al principio de este relato).



Un inciso


Tanto Vila Vella como  Sa Roqueta son dos zonas preciosas, ideales para salir de las zonas más trilladas y fijarse en pequeños rincones ocultos, y elementos arquitectónicos más populares.







La Tossa más artística



La Casa del Batlle fue convertido en museo en 1935, el primero de arte contemporáneo de toda España. Acoge las obras de los artistas internacionales que frecuentaron Tossa en las primeras décadas del siglo XX, de las que destaca obras como "El violinista celeste" de Marc Chagall.




La Tossa cinematográfica


Una escultura de Ava Gardner nos recuerda que Tossa sirvió como plató para el mundo hollywoodense allá por los años 50.



Las playas


Pero dejemos ya de una vez la cultura y toda visita turística y vayámonos a disfrutar de un merecido descanso, porque al fin al cabo Tossa es un destino veraniego 100%. 




Cuatro son las playas que rodean Tossa:


La de Es Codolar, a los pies de la torre del mismo nombre, es pequeñita, íntima y recogida, perfecta para familias con niños. 


La Platja Gran que, como su nombre indica, es la playa grande, la más concurrida, pero eso no significa que sea menos atractiva. De hecho, la playa con sus barcas varadas a los pies de las murallas y el dibujo de la silueta del barrio de Sa Roqueta es una de las más bellas estampas de Tossa.



En el Passeig del Mar no dejéis de admirar la Casa Sans, un ejemplo de arquitectura modernista.


La Platja del Reig es tan diminuta que puede pasar desapercibida, pero la veréis de camino a la Platja de la Mar Menuda desde nos despedimos contemplando sus farallones que parecen una continuación natural de las murallas que antes apreciábamos.



Con el relax que nos proporciona tan bella imagen cerramos este capítulo dedicado a Tossa de Mar. Espero os haya gustado, pero sobre todo os ayude en la preparación de vuestra segura próxima visita.