* Recordando Londres
Soy de las que pienso que las monarquías están completamente obsoletas, y que deberían desaparecer porque ya no cumplen función alguna que no pudiera asumir un cargo elegido por sufragio universal. De hecho, no entiendo su papel más allá de ser embajadores... o una especie de marca de la casa. Por esa misma razón, pienso que la Familia Real española nos representa especialmente bien. 👅
A pesar de todo lo expuesto, y he aquí las contradicciones personales (que admito), soy muy fan de los Windsor, es decir, de la Realeza inglesa. Son tan victorianos y "polite" que lejos de reprobarlos, me divierten y los adoro. Sin duda, ninguna casa real dan tanto juego. Ya lo dijo Faruk de Egipto "dentro de unos años solo quedarán 5 reyes: los 4 de la baraja, y la reina de Inglaterra".
Con todo lo expuesto, no es de extrañar que uno de los lugares que más me interesaba visitar era Londres, la capital del Imperio británico. Y la verdad, la primera vez que la visité, simplemente, me impactó para bien. En las siguientes visitas no me impresionó tanto.
Al fin al cabo, era lógico. Sabía lo que me iba encontrar, y era difícil superar ese primer efecto. Pero me quedo con esa primera percepción, ese Londres mezcla de vanguardia y tradición, esa conjunción tan perfecta entre lo british y el cosmopolitismo, que no sabes dónde empieza uno y acaba el otro. Y no es que paseen por sus calles hombres con paraguas y bombín. Al menos nunca me he cruzado con ninguno. Aunque sí parece que siguen tomando el té con pastas a las 5 p.m. Tampoco lo he vivido. Por eso albergo la esperanza, en próximos viajes, de ver algún auténtico gentleman mezclado entre la variopinta población, o alguna lady tomando el té.
Al fin al cabo, era lógico. Sabía lo que me iba encontrar, y era difícil superar ese primer efecto. Pero me quedo con esa primera percepción, ese Londres mezcla de vanguardia y tradición, esa conjunción tan perfecta entre lo british y el cosmopolitismo, que no sabes dónde empieza uno y acaba el otro. Y no es que paseen por sus calles hombres con paraguas y bombín. Al menos nunca me he cruzado con ninguno. Aunque sí parece que siguen tomando el té con pastas a las 5 p.m. Tampoco lo he vivido. Por eso albergo la esperanza, en próximos viajes, de ver algún auténtico gentleman mezclado entre la variopinta población, o alguna lady tomando el té.
PRIMAVERA
De mi primera visita me quedo con el adjetivo de intenso, porque es así como sentí Londres. Intenso, como el rojo utilizado en sus autobuses de doble planta, sus buzones postales, sus cabinas, las casacas de la guardia real, y por supuesto, de su bandera, la Union Jack.
INVIERNO
De mi segunda visita me viene el olor a chocolate y caramelo, de una mañana recorriendo Candem, ese rastro combinación de mercadillo de pueblo, bazar oriental y modernidad; del pato laqueado, de una noche en el célebre barrio chino, bajo un cielo estrellado con miles de farolillos de papel; y del sabor a fish and chips de una taberna frente al British Museum.
OTOÑO
VERANO
El del verano todavía está por llegar, y sin duda se hará. Londres es muuuucho Londres para verlo de una sola vez. Y como veis, tiene mil caras diferentes que descubrir en cada uno de los momentos en que vayáis. Dicen que en verano es cuando Buckingham Palace abre sus puertas para los turistas. Ahí estaré yo. Tal vez tenga la fortuna de ser la turista número un millón y el premio sea tomar el té con la Reina Isabel II.
Como se dice ... It's the luck of the draw! Es cuestión de suerte!.