DIARIO DE VIAJE POR LOS PAÍSES BÁLTICOS
* Décimoprimero y último día: Vilnius
Fue realmente triste y descorazonador que justo el último día de estancia en los Países Bálticos el inicio del día no estaba siendo del mismo agrado que habían resultado los anteriores. Tal y como salíamos del hotel y nos encaminamos hacia el centro histórico, tal y como pasábamos por las diferentes calles, la impresión que me causaba la ciudad no era de la misma proporción que en otras ocasiones. En nuestro camino se cruzó la primera de esas iglesias que hacen de Vilnius joya del barroco. Pero ni eso logró perforar mi desánimo. Llegamos hasta la Universidad y el Palacio Presidencial. Entramos en ambos, y hete aquí que algo empezó a removerse en mi interior. Mi corazón empezó a latir de forma pausada, y eso ya era algo.
Palacio Presidencial |
La Universidad |
El acelerón llegó un poco más tarde, cuando pisábamos la Plaza de la Catedral, subíamos a la Colina Gediminas, y un poco después nos adentrábamos por el casco antiguo, por la calle Pilies Gatve. Mi corazón ya estaba más alegre que unas castañuelas. Eso era lo que yo quería.
Plaza de la Catedral |
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Colina Gediminas |
Museo de las Víctimas del Genocidio |
Volvimos sobre nuestros pasos, y una vez oxigenadas recuperamos el pulso. A medida que nos volvemos a adentrar en la ciudad en su parte más antigua, las ganas y la alegría se renuevan y brincan sobre el corazón. Y llegan a su auge, con sobreexcitación incluso, al contemplar la Iglesia de Santa Ana. Si se cuenta que encandiló al propio Napoleón, tanto que hubiera querido llevársela a Paris, ¿cómo no la va a hacer con esta pobre servidora?.
Casco antiguo |
Datos prácticos
¿Cómo llegar al aeropuerto?
¿Qué nos faltó?
⇢Aunque pudimos contemplar la fachada de la Gran Sinagoga, conocer un poco más a fondo de lo que quedó de la comunidad judía, antaño, una de las más importantes de Europa.
⇢Uzupis, un barrio que se halla en uno de los meandros del río Vilnia, y que se declaró independiente en 1997. Por lo visto está lleno de locales alternativos y talleres de arte de vanguardia. Me lo imagino algo así como el de Christiania en Copenhague. No sé, conocerlo y salir de dudas será una buena excusa para volver a la elegante Vilnius, y como no, a los Países Bálticos... ¡ojalá!🔚
FIN💖